Cuando las bacterias cutáneas se hacen resistentes… y es necesario indicar un cultivo
Por: Dr. Fernando A. Fogel
Las enfermedades infecciosas de la piel, principalmente las bacterianas son cada vez más frecuentes, pero también lo es el uso abusivo de antibióticos por parte de veterinarios y no veterinarios (ya que en general son de venta libre y pasan a formar parte de los fármacos utilizados para automedicar muchas veces sin un diagnóstico) y esto ha llevado a que con el tiempo las bacterias se tornen cada vez más resistentes y quedemos con pocas herramientas terapéuticas.
Desde siempre los veterinarios recurrimos a la elección empírica de antibióticos para el tratamiento de las piodermias. Yo me pregunto, ¿es esto lo adecuado siempre y en cualquier paciente o enfermedad?. Con el tiempo, ha ido cambiando el concepto de la antibioticoterapia empírica y cada vez con mayor frecuencia tenemos que recurrir a los cultivos bacterianos para realizar aislamiento, identificación y antibiograma.
La elección empírica de un antibiótico, se reserva sólo para el tratamiento de las piodermias superficiales cuando son tratadas por primera vez o bien, para aquellos casos en los que se ha realizado citología de superficie y se han encontrado signos de infección como cocos fagocitados o neutrófilos degenerados. En las piodermias refractarias, piodermias recidivantes, piodermias profundas y en aquellos casos en los que la citología indica la presencia de más de un tipo de bacteria, se hace imprescindible recurrir al cultivo con aislamiento e identificación de gérmenes y el antibiograma.
La resistencia a muchos de los antibióticos que utilizamos rutinariamente como cefalexina, amoxicilina-ácido clavulánico, enrofloxacina, lincomicina, entre otros, es cada vez más frecuente y se relaciona con la presencia cada vez más habitual, en cultivos de piel y oído externo, de Staphilococcus aureus resistente a la meticilina (SARM), Staphilococcus pseudointermedius resistente a la meticilina (SPRM) y Staphilococcus pseudointermedius multiresistente (SPMR). Estas bacterias resistentes a la meticilina, suelen ser resistentes a muchos antimicrobianos y se encuentran fundamentalmente en las piodermias profundas, piodermias recurrentes o bien en aquellas piodermias que han sido tratadas en forma reiterada con antibióticos. Las bacterias que presentan resistencia a la meticilina pueden, del mismo modo, ser resistentes a otros antibióticos. Cuando las bacterias resisten a más de tres clases distintas de antibióticos se las denomina multirresistentes.
La meticilina es un antibiótico que apareció hacia fines de 1950 y a principios de 1960 ya aparecieron S. aureus resistentes como así también, S.pseudointermedius, S.schleiferischleiferiyS.schleifericoagulans. En medicina humana, los SARM comenzaron como infección intrahospitalaria o nosocomial. Actualmente, se han expandido de tal manera que se los considera una infección comunitaria, incluso las cepas comunitarias, pueden ser mucho más virulentas que las hospitalarias. También han surgido tanto en medicina humana como en medicina veterinaria, cepas multirresistentes de otras bacterias como E. coli y P. aeruginosa.
Todos estos microorganismos son potencialmente mortales para humanos y animales. En todos los casos pueden causar infecciones zoonóticas, lo cual debe preocupar y estimularnos a los veterinarios a ser más prudentes en el uso de los antibióticos. Por estas causas, resulta fundamental el diagnóstico precoz de este tipo de bacterias y su tratamiento con el antibiótico que indique el antibiograma. Por estas razones resulta de suma importancia dejar de utilizar antibióticos “por las dudas”, o sea sin saber qué está sucediendo dentro del animal e igualmente administrarle un antibiótico.
En medicina humana, están claros los factores de riesgo para el desarrollo de resistencia antimicrobiana, como edad avanzada, tiempo prolongado de internación, cirugías gastrointestinales, cirugías óseas, entre otros. Contrariamente, no hay estudios disponibles en medicina veterinaria, pero sin lugar a dudas estos factores podrían ser de similar relevancia. Los trabajadores de la sanidad como los médicos, enfermeros y otros asistentes, son generalmente los portadores de SARM como así también, los propietarios y veterinarios constituyen un posible reservorio.
Los SARM tienden a persistir mucho más tiempo en los ambientes hospitalarios, sobreviviendo muchos meses e incluso años, viviendo en comunidades o biofilms bacterianos, adquiriendo de esta manera, resistencia a muchos de los antimicrobianos utilizados rutinariamente. Es probable que la eliminación de bacterias susceptibles a un tratamiento antimicrobiano facilite la colonización e infección con SARM. Hoy día es necesario realizar cultivos con mayor frecuencia que años atrás. Deben hacerse en todos los casos con historia de utilización repetida o mala respuesta a los antibióticos o, cuando existe contacto con animales o personas que se cree que están infectadas o pueden ser portadores de SARM.
Como generalmente están presentes en las piodermias profundas, la muestra debe tomarse de la profundidad de las lesiones y no de la superficie cutánea. No siempre es imprescindible interrumpir un tratamiento antibacteriano para obtener un cultivo en caso de resistencia. Esto se debe a que, si son resistentes, crecen igual a pesar de estar bajo la administración de antibióticos. No obstante, se recomienda suspender el tratamiento antibacteriano empírico por 72-96 horas antes de la toma de la muestra destinada al aislamiento e identificación del germen. Para el cultivo es mejor recurrir a laboratorios veterinarios ya que en los de medicina humana se informa habitualmente Staphilococcus sp. o bien S. aureus y no identifican a S. pseudointermedius. Esta diferenciación es importante porque implica un riesgo de zoonosis para el propietario y por el contagio a otros animales convivientes.
Por lo expuesto precedentemente, el mal hábito de cambiar empíricamente de un tipo de antibiótico a otro en el caso de piodermias profundas, piodermias superficiales recidivantes o en caso de pacientes en los que se han utilizado varios tipos de antibióticos, sin tener un cultivo y antibiograma con aislamiento e identificación de gérmenes estamos incrementando las posibilidades de que las bacterias actuantes se hagan resistentes. Este accionar, podría hacer que en un futuro no contemos con antibióticos adecuados y económicamente accesibles para controlar estas poblaciones bacterianas.
Las razones antes mencionadas ponen de manifiesto la importancia que para nuestro trabajo tiene tomar precauciones en el manejo de pacientes con SARM y SPRM. Debemos considerar que somos potenciales portadores asintomáticos y que hoy los SARM no son sólo bacterias hospitalarias, sino
que se han trasformado en bacterias de la comunidad.
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