Por: Fernando A. Fogel
La vacuna es uno de los mas claros ejemplos de prevención y está constituida por uno o varios agentes patógenos (la mayoría son virus) que al entrar en contacto con un organismo, estimula su sistema inmune y genera lo que vulgarmente denominamos “defensas”.
Esto resulta fundamental para el estado de salud ya que se van a prevenir enfermedades graves y en ocasiones mortales.
Las principales vacunas que se aplican a perros son contra la parvovirosis, moquillo, leptospirosis, hepatitis y rabia.
Hay otras vacunas que se utilizan en determinadas situaciones ya que protegen contra enfermedades que no suelen ser letales como la coronavirosis, giardias y tos de las perreras.
Las vacunas nunca son ciento por ciento efectivas y esto debe tenerse en cuenta habitualmente.
El acto de vacunar es solamente aplicar una vacuna pero la inmunización o respuesta que genera el sistema inmune por parte del organismo puede ser incierta por causas variadas como la inmunidad pasiva que ha recibido de la madre, parasitosis concurrentes, enfermedades bacterianas o virales que este incubando en ese momento, alimentación etc.
A modo de ejemplo, en un cachorro de 45 dias esta primer vacuna protege entre un 50 y 70%, una segunda dosis de la misma vacuna entre un 70 y 85% y una tercera dosis entre 85 y 95%, de aquí la importancia de completar un adecuado plan de vacunación.
A pesar que en los últimos años la calidad de las vacunas ha mejorado sustancialmente en algunos pocos casos pueden ocasionar reacciones adversas.
Puede provocar reacciones leves como hipertermia; reacciones moderadas como alergia con la formación de ronchas, edema de la cara, vómitos y en ocasiones diarrea y reacciones graves como shock anafiláctico y muerte. Por consiguiente el acto de vacunación no consiste en aplicar una simple inyección sino que es un acto mas complejo que debe realizarse con conciencia y responsabilidad evaluando bien al paciente y educando a su propietario acerca de los beneficios pero también de las reacciones secundarias que puede generar una vacuna. Por ejemplo en la mayoría de las razas Toy y Minitoy no es recomendable utilizar la vacuna quíntuple como primer vacuna porque son muy susceptibles y el organismo responde de manera exagerada.
Y esto debe entenderse claramente, la respuesta es individual y una vacuna que en un paciente genera una respuesta beneficiosa, la misma, puede generar en otro individuo reacciones indeseables. Y esto en la mayoría de los casos no es predecible.
El esquema de vacunación puede variar según el lugar, la raza, el estado sanitario, la edad de adquisición del cachorro, el estado nutricional, si está y permanecerá en un criadero o bien si va a una casa de familia, si en esta casa va a convivir con otros perros, etc.
A pesar de estas variables y algunas más la primer vacuna debería aplicarse a los 42 días y la última dosis a los 120 días. De esta manera nos aseguraríamos la mas alta protección, que reitero, no es de un 100%.
Algunas recomendaciones son:
1- la primera y mas importante es por supuesto vacunar
2- el acto debe realizarlo un veterinario previa revisación clínica
3- debe estar desparasitado
4- debe estar bien nutrido
5- deben utilizarse vacunas de calidad reconocida mundialmente
6- respetar el momento del destete y esperar por lo menos 7-10 días para la primer vacuna, de esta manera se minimiza la pobre respuesta inmune que genera el stress ocasionado.
7- las revacunaciones del adulto deben realizarse anualmente. Hay vacunas que pueden dar inmunidad por un período superior a un año, pero en nuestro ámbito y por la epidemiologia de las enfermedades principales como parvovirosis y moquillo es recomendable el refuerzo anual.
Por último no olvidar que la vacunación es un acto de prevención que protege la salud de nuestros animales de compañía, y siempre resulta mas amigable y económico que intentar controlar una
enfermedad potencialmente mortal.
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