La Brucelosis es una enfermedad infecciosa, crónica, zoonó-tica, que se caracteriza por provocar trastornos reproductivos en la hembra y orquitis y epididimitis en el macho, además de artritis e importantes mermas en los números finales en un criadero.
Por: Dr. Carlos Escudero
Lamentablemente, en Argentina, no existen muchos trabajos sobre esta patología realizados en perros, sí sobre otras especies, pero se calcula una prevalencia de un 3% de la enfermedad sobre la población canina del país. En México se tomó seriamente el flagelo y los trabajos de muestreo se realizaron sobre una población mayor de individuos, obteniendo resultados de hasta un 10% de prevalencia.
El inconveniente real de la brucelosis lo ocasiona una bacteria que tiene la capacidad de sobrevivir por mucho tiempo en los infectados contagiando a los perros con los cuales convive.
La brucelosis se contrae cuando un animal sano entra en contacto con uno enfermo, por ejemplo por los productos del aborto, coito, saliva, leche, heridas, iatrogénicas, etc. La Brucella Canis ingresa por las mucosas al organismo y se dirige a los ganglios linfáticos a través de los macrófagos donde se acantona y multiplica. Luego por la linfa, si la bacteremia continúa, pueden llegar a la médula ósea, bazo, hígado. En las hembras se pueden encontrar en los ganglios mamarios; en la preñadas se dirigen a los cotiledones, donde producen la necrosis de los tejidos y por ende el aborto de los cachorros.
El curso es netamente crónico, quedando como portador de por vida el perro infectado.
Como principal manifestación clínica tomamos al aborto y retención placentaria. Este se da generalmente en preñeces a término, entre los 45 y 55 días de gestación. No siempre aborta toda la camada, pueden nacer cachorros débiles, terminando con muertes perinatales.
Al pasar las cruzas y los partos a lo largo de los años dejan de abortar o ya no se mueren todos los cachorros. A medida que pasan los partos las hembras pueden parir camadas completas, obteniendo la mayoría de los cachorros vivos. Esos cachorros serán portadores de Brucella Canis.
Lo más importante de este problema es que es una enfermedad zoonótica que afecta directamente al hombre, provocando los mismos síntomas y patogenia que a los animales, por lo que se debe tomar este tema con mucha seriedad.
No existen tratamientos curativos, solo paliativos para controlar las manifestaciones clínicas. Por ello es imprescindible la prevención. Esto se realiza mediante un análisis de sangre donde se evalúan los niveles de anticuerpos a la Brucella. El estudio tiene una contra prueba, ya que el reaccionante positivo terminaría siendo un peligro en salud pública y podrían llegar a exigir el sacrificio del ejemplar afectado.
Muchas veces en los criaderos no se tiene en cuenta semejante problema; y recien luego de ver que se mueren las lechigadas o tener una muy baja cantidad de cachorros, se consulta con un veterinario para realizar el estudio de brucelosis. Es posible que la hembra o el macho resulten ser portadores, ya sea de nacimiento o adquirido.
Es recomendable:
1- Realizar el estudio a ambos reproductores, previo al servicio.
2- Utilizar guantes descartables, barbijo y gafas al atender una lechigada si nos sabemos el estado de una perra. Muchas veces los criadores ayudan a otros con las crías, si el asistido tenía brucelosis, lo más seguro es que llevemos en nuestras ropas brucella a nuestro perros.
3- En caso de obtener alguno de nuestros reproduc-tores positivos, realizarnos el examen nosotros.
Hay que comenzar a tomar conciencia que nuestras mascotas, reproductores, miembros de la familia, etc., son susceptibles de transmitirnos patógenos que alterarán nuestra vidas para siempre. Por ello debemos, no solo cumplir con el calendario sanitario, sino también todos los estudios necesarios para que podamos convivir sin riesgos